En Mayo de 1.921, nadie hubiera podido predecir la hecatombe que se iba a cernir sobre el ejercito español en Marruecos tan solo dos meses después. La penetración española había alcanzado los 130 Kms. hasta Buy Meyan y Annual. La Comandancia Militar de Melilla disponía de unos 25.700 efectivos, al menos sobre el papel (algunos de estos efectivos figuraban en los estadillos de las unidades con el único fin de generar devengos). Estos efectivos, que en principio, pudieran parecer suficientes para someter el territorio, en la práctica constituían un cuerpo enfermo, que adolecía de graves carencia, tanto de índole militar, como administrativas y políticas. El ejercito se hallaba disperso en un total de ciento cuarenta y cuatro posiciones, los blocaos, la mayoría de los cuales se encontraban guarnecidos por un total de entre doce y veinte hombres. Aunque algunas posiciones como Batel, Dar Drius, Buy Mellan o Annual, sobrepasaban los ochocientos. Las unidades tipo regimiento, también adolecían de graves defectos estructurales, estas se encontraban igualmente dispersas sin formar un todo. A veces entre una compañía y otra del mismo regimiento podía haber Kms. de distancia. Esto se materializaba en una carencia de jefes naturales. Esta falta de mandos naturales otras veces estaba producida por la simple ausencia física de estos, que se encontraban Melilla, con motivos justificados o no, o bien por encontrarse de permiso oficial en la península, como ocurrió con muchos de ellos los días 22 y 23 de Julio, tal y como queda acreditado en el Expedienté Picasso (Sumario de responsabilidades para esclarecer los hechos que dieron lugar al Desastre). La ubicación de los blocaos era inapropiada, se construían, atendiendo a criterios políticos y no militares. Otras veces serán los propios nativos quienes soliciten y obtengan la creación de un blocao en el lugar por ellos designado, alegando la necesidad de protección frente a otras cábilas (tribus) no afectas a la causa española. Al producirse el desastre, estas pequeñas posiciones, quedaran irremediablemente perdidas, al quedar sumergidas en un océano hostil, incomunicados entre ellos, sin posibilidad de ser socorridos y muchas veces sin acceso a una fuente de agua. En lo político, se evitaba que el soldado europeo entrase en combate, pues las esquelas eran muy mal asumida por la opinión pública española y el fantasma de la Semana Trágica, quitaba el sueño a la clase política. Por lo que el peso de la campaña recaía sobre las tropas nativas, los regulares y la policía indígenas.Por lo general mal escogidos, tanto en su oficialidad (generalmente europea), como en su tropa. Según las conclusiones del ya citado Expedienté Picasso. Lo que se traducía en un soldado mal adiestrado y bajo de moral. Al producirse la deserción masiva de las tropas indígenas, que se pasaron al enemigo, el caos fue total y el terror, se apodero del soldado español. Otro grave problema, era la corrupción casi generalizada en todo el ejercito y que iba desde el oficial que teniendo un sueldo de 500 pts al mes (este era el sueldo de un capitán en 1.921) tenía unos gastos de 15.000, hasta el recluta que vendía su munición a los futuros enemigos. El 1 de Junio los españoles ponían cerco a Abarran en territorio Temsamaní, esa misma tarde la policía indígena se amotino, atacando a las fuerzas europeas de su misma columna, de los 250 efectivos europeos, 179 fueron muertos incluido el capitán Salafranca, jefe de la posición. Abarran tras ser tomado sin oposición quedo cercado sin poder ser socorrido. Ese mismo día Sidi Dris en la costa tambien fue atacado, si bien pudo resistir gracias al auxilio de la Escuadra. Las bajas españolas entre muertos y heridos rondaron el centenar. Estos hechos, fueron interpretado por el mando español, no como el prólogo de lo que había de suceder, sino como un episodio aislado, un traspiés, de los que todas las potencias coloniales habían tenido alguna experiencia. Esta fue la idea que el General Silvestre transmito a Berenguer, su superior, a bordo del crucero Princesa de Asturias, en la entrevista que ambos celebraron en aguas de Alhucema el 5 de Junio.