Bulgaria
El Tratado de San Stefano (3 de marzo de 1878) estipuló la creación de un extenso principado autónomo de Bulgaria y el desmantelamiento de los territorios europeos del Imperio Otomano. Austria y Gran Bretaña temían que se rompiera el equilibrio en los Balcanes y forzaron a Rusia a firmar el congreso de Berlín (julio de 1878), por el que el equilibrio se mantuvo a costa de las aspiraciones nacionales búlgaras: el principado autónomo de Bulgaria se mantuvo, pero muy reducido.
En 1879 una asamblea constituyente reunida en la ciudad de Tarnovo adoptó una constitución para Bulgaria (muy democrática para la época, pero que apenas fue aplicada) y eligió como príncipe a Alejandro de Battenberg, sobrino de la zarina de Rusia.
A pesar del apoyo de los nacionalistas, Alejandro I fue obligado a abdicar debido a una conspiración orquestada por el gobierno de Rusia. Stefan Stambolov tomó el poder y la asamblea búlgara eligió en 1887 un nuevo príncipe: Fernando de Sajonia-Coburgo, que en 1894 consiguió la caída de Stambolov, que había constituido una dictadura (y que moría asesinado en 1895). El 22 de noviembre de 1908, con el apoyo del emperador de Austria-Hungría, Fernando I proclamó en Tarnovo la independencia de Bulgaria y tomó el título de zar
Bulgaria se alió con Serbia en febrero de 1912 y con Grecia en marzo, declarando la guerra al Imperio Otomano en octubre. La ciudad de Adrianópolis cayó en marzo de 1913 y el Imperio Otomano se rindió: por el Tratado de Londres (30 de mayo de 1913), los turcos abandonaron casi todos los territorios europeos al oeste de Adrianópolis. El reparto de los despojos entre las tres naciones vencedoras terminó en un desacuerdo que provocó el estallido de una nueva guerra: los búlgaros, que se habían extendido hacia el este, reclamaron el territorio de Macedonia, que había sido conquistada por los serbios durante la guerra. El 23 de junio de 1913 Fernando I atacó a serbios y griegos sin una declaración de guerra. Sin embargo, la segunda Guerra de los Balcanes constituyó un desastre para Bulgaria, porque Rumania y el Imperio Otomano también participaron contra los búlgaros. Por el Tratado de Bucarest (10 de agosto de 1913), Bulgaria obtuvo una parte de Tracia al sur que le permitió un acceso al mar Egeo, pero debía ceder Dobrudja del sur a Rumania, mientras que Serbia retenía el disputado territorio de Macedonia. Por el Tratado de Constantinopla, Bulgaria también debía devolver Adrianópolis y Tracia Oriental al Imperio Otomano.
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