La distribución geográfica de la población española acusa fuertes contrastes, derivados de la diferente potencialidad económica del territorio y de una historia demográfica cuyos hechos más significativos anterior han tenido lugar a lo largo de los últimos 50 años del siglo XX. En esas cinco décadas, la población española ha experimentado la mayor transformación de toda su historia.
Así, el éxodo rural ha dado lugar a un nuevo mapa de densidades; además, la evolución de la mortalidad y de la fecundidad ha hecho que España sea uno de los países con menor crecimiento natural del mundo; asimismo, de ser país de emigrantes, España ha pasado a ser lugar de inmigración, provocando una mezcla cultural cada vez más importante. Por último, la sociedad española, hasta hace poco de estructura muy joven, se encuentra hoy en avanzado proceso de envejecimiento
Así, sin lugar a dudas, la población es el recurso más importante de cualquier país. El número de personas, como se distribuyen, su comportamiento frente a la natalidad o su nivel de estudios, conforman alguno de las variables básicas para definir y comprender el grado de desarrollo del territorio.
La parte de la geografía que se ocupa de estos temas se denomina geografía de la población e incluye el estudio tanto de aspectos demográficos (estructura de la población, crecimiento natural, saldo migratorio), como de otros datos que nos dan un marco de referencia de un colectivo de personas (niveles de estudios, actividad, ...).