Andalucía es la comunidad autónoma de España más poblada. Los datos más recientes indican una población de 8 402 305 habitantes, que representa casi el 18 % de la población española, y una densidad de 96 hab./km2, ligeramente superior a la nacional
Esta población se concentra, sobre todo, en las capitales provinciales y en las áreas costeras, que tienen valores superiores a la media nacional. El nivel de urbanización de Andalucía es bastante elevado, pues más de la mitad de la población andaluza se concentra en las ciudades de más de 50000 habitantes, que han crecido debido a la emigración de los municipios rurales más pequeños.
La distribución de la población es un factor de desequilibrio y contraste entre las distintas zonas de la geografía andaluza. Los ejes de mayor concentración son el de la Costa del Sol (especialmente el eje Málaga-Marbella), debido al turismo, y el del Valle del Guadalquivir (de la ciudad de Córdoba a Cádiz), debido al desarrollo de los servicios. La costa onubense y granadina presentan una densidad media, mientras que las menores densidades se localizan en las provincias más dedicadas al sector primario, como Almería, Granada, Jaén, la zona norte de Huelva y de Córdoba.
La evolución de la población andaluza no ha sido muy diferente de la experimentada por la población española en su conjunto, aunque presenta algunos rasgos peculiares.
■ El régimen demográfico antiguo prevaleció hasta la década de 1940, manteniendo una natalidad superior a la media nacional. Las causas fueron el predominio de la población rural, el analfabetismo y la mentalidad tradicional. El crecimiento vegetativo era bajo, pero la elevada población joven y las escasas posibilidades económicas provocaron una gran emigración.
■ La transición demográfica se produjo entre 1940 y 1975. La mortalidad se estancó en torno al 8-9 %o, y la natalidad descendió debido a la emigración de la población adulta y joven, aunque se mantuvo por encima de la media nacional. En 1950 el peso de la población andaluza respecto a la nacional era del 20,04 %.
■ El régimen demográfico moderno solo se inició a partir de 1975, descendiendo la natalidad por la crisis económica y el aumento del paro. A partir de 1980 la natalidad tendió a descender mientras que la mortalidad se mantuvo en cifras bajas, si bien tuvo un ligero ascenso por el aumento de la población anciana. Por ello, el crecimiento medio interanual fue mucho más moderado que en fechas anteriores. A partir de la década de 1990, en un marco de reducción de la fecundidad y de envejecimiento, apareció el nuevo fenómeno de la inmigración, produciéndose un leve ascenso de los nacimientos, principalmente de hijos de inmigrantes.
Los movimientos migratorios en Andalucía han sido constantes durante el siglo XX, pudiendo distinguirse tres etapas:
■ Desde finales del siglo XIX a 1950. La intensa emigración al exterior afectó al volumen de población y a la estructura demográfica andaluza. Procedió principalmente de las provincias orientales y se dirigió hacia América Latina y norte de África. Las interiores eran de carácter estacional, orientadas básicamente a la recogida de aceituna, trigo, vendimia o preparación del carbón.
■ Entre 1950 y 1975. Fue la época en que la emigración se generalizó en toda la Comunidad y alcanzó sus niveles más elevados, provocada por el crecimiento de la población y la mecanización en el campo. Los emigrantes andaluces se dirigían principalmente del campo a la ciudad y del interior hacia el litoral, pero también hacia zonas industriales españolas o con desarrollo turístico (Madrid, Cataluña, País Vasco, Baleares y Comu-nidad Valenciana) y a países europeos, como Francia, Alemania o Suiza.
■ A partir de 1975. La crisis económica hizo que la emigración disminuyese y que retornasen numerosos emigrantes a la región. Paralelamente, desde 1980 se produjo un gran despoblamiento de las áreas rurales más pequeñas y de montaña. En la década de 1990 Andalucía comenzó a recibir gran cantidad de inmigrantes, convirtiéndose en la tercera comunidad autónoma receptora.
■ Actualmente. Las migraciones no han vuelto a alcanzar el volumen de las dos primeras etapas. Surgen nuevas corrientes migratorias hacia algunos países europeos y otras regiones españolas, con mayores posibilidades la-borales. De todos modos, Andalucía sigue siendo tierra de inmigrantes, preferentemente de América Latina, Europa del Este y Marruecos.
La estructura de la población andaluza no difiere sustancialmente de la estructura de la población española.
■ Estructura por edad y sexo: • Es muy similar a la población española. Nacen más varones que mujeres y se igualan los efectivos en las edades adultas.
• A partir de los 55 años aumenta el número de mujeres por su mayor esperanza de vida, que es de 81 años frente a los 75 de los varones.
• Así mismo, Andalucía presenta una población envejecida como con-secuencia del descenso en la natalidad (actualmente en 9,6 %o), a pesar de lo cual los grupos de mayor de edad (16,8 %) son algo inferiores a la media nacional y de otras comunidades autónomas.
La estructura es similar a la pirámide del conjunto de nuestro país, aunque con una población algo superior en las edades de O a 4 años, reflejo de una mayor natalidad que la media nacional.
■ Estructura económica:
• Hasta la crisis de 2008, la tasa de actividad en Andalucía crecía, aun-que por debajo de la media nacional, debido al mayor porcentaje de población joven, a la pérdida de población activa por la emigración y la menor incorporación de la mujer al trabajo.
• La tasa de paro, sin embargo, es superior a la media española debido principalmente a un crecimiento demográfico mayor y a que es una de las comunidades más afectadas por la crisis actual (31 % frente al 22,3 % nacional). En cuanto a la ocupación por sectores:
1. La población dedicada al sector primario supera la media nacional (9,3 % frente a 4,2%).
2. La población ocupada en la industria y la construccion es inferior a la media española debido al menor desarrollo en Andalucía de este sector (11,0% frente a 19,5 %).
3. El sector terciario es el que predomina, fruto también del proceso de terciarización económica, siendo algo superior a la media de España, predominando los servicios relacionados con transportes, comercio, turismo y servicios públicos.