Para entender el proceso de unificación alemana hay que remontarse a la época de la ilustración (Aufklärung) porque es cuando nace el sentimiento nacional alemán que se verá reforzado durante el romanticismo debido a la recuperación o a la vuelta a un pasado imperial romántico nostálgico que fue importante durante la edad media. La revolución francesa y sobre todo el avance de las tropas napoleónicas dio lugar a que se pusieran en marcha los acontecimientos que tendrían como consecuencia  la unificación. 

Desde el 1848 la Confederación de Estados Alemanes estaba sometido a la influencia del reino de Prusia en el norte y a la presencia de Austria por la parte sur con la particularidad de que el imperio austrohúngaro extendió su dominio sobre un conjunto de pueblos y culturas no germánicos en los Balcanes y el norte de Italia.

El gran movimiento nacionalista alemán se planteó dos posibilidades a la hora de construir el nuevo país: a)edificar una gran Alemania que incluyera a Austria o b) por otro lado dirigir sus esfuerzos hacia la creación de una pequeña Alemania liderada por Prusia. Será el reino prusiano quien toma la dirección del proceso de unificación, que acabaría excluyendo a Austria. En 1861 comenzó a reinar en Prusia Guillermo I y en 1862 accedió a la cancillería Otto von Bismarck (1815-1898), político conservador que ya había representado a los prusianos en el parlamento de Frankfurt de 1848 y que fue el gran forjador de la unidad alemana. Prusia estaba muy desarrollada económicamente y había establecido desde 1834 una unión aduanera con los estados alemanes del Norte (Zollverein). También disponía del mejor ejército de Europa.

Tres conflictos bélicos, contra Dinamarca, Austria y Francia, respectivamente breves y localizados señalaron el camino hacia la unidad alemana. Los ducados de Schleswig y Holstein, culturalmente alemanes, pertenecían a la corona danesa y su población era partidario de la anexión a la Confederación germana. Prusia, conjuntamente con Austria, declaró la guerra a Dinamarca y en 1864, ambas potencias se repartieron estos territorios del norte. En 1866 aumentó la tensión entre Austria y Prusia a causa de los problemas surgidos por la administración de los mencionados ducados. Cuando Bismarck ordenó que las tropas prusianas entraran en Holstein, zona gobernada por Austria, estalló la guerra. El conflicto militar se liquidó en pocas semanas, al ser vencidos los austriacos en Sadowa. De esta manera la gran potencia prusiana llegó a controlar toda la Alemania del norte y así demostró también su superioridad política y militar sobre Austria.

Un tratado suscrito en 1867 por Prusia y 21 estados alemanes formó la confederación de la Alemania del norte; una constitución inspirada por Bismarck establecía dos cámaras: un Bundesrat, que representaba los estados federados y un Reichstag, cuyos diputados eran elegidos por sufragio universal masculino.

Solo quedaba incorporar los estados alemanes del Sur, para lo cual fue necesaria la excusa de un enfrentamiento con la Francia imperial de Napoleón III. El ejército francés fue derrotado fulminantemente en las batallas de Sedán y Metz, 1870. Las tropas alemanas llegaron a las inmediaciones de París y fue en Versalles donde quedó proclamado en 1871 el imperio alemán. Los estados alemanes del sur, que habían sido ocupados por el ejército prusiano, entraron en la Confederación y todos aceptaron la proclamación de Guillermo I como emperador del segundo Reich. En Francia, por el contrario, se hundía el II imperio se proclamaba la III República.

Se denomina risorgimiento al proceso de afirmación cultural y política que condujo a la unificación y a la creación de un nuevo Estado liberal en Italia. La voluntad unitaria había surgido durante la conquista por los ejércitos napoleónicoos, y se manifestó con gran fuerza en la primavera de 1848. La unificación italiana se llevó acabo entre 1859 y 1870, en los mismos años en que se edificaba la nueva nación alemana.

Si bien los italianos eran partidarios de la unificación, no estaban tan de acuerdo en cuál es el tipo de unidad al que querían llegar. Los sectores más conservadores pensaban en una federación de estados presidida por el papado. Las clases populares eran partidarios de una República democrática; Giuseppe Mazzini 1805-1872, representa este nacionalismo radical y democrático, partidario de la vía insurreccional.

Cuando los movimientos democráticos de 1848 fracasaron se dieron cuenta de las dificultades del proceso popular y republicano. Lo mismo que pasó en Alemania, fue necesario un reino que se pusiera al frente de la empresa, ya que se necesitaban apoyos internacionales, pues había que enfrentarse al poder austriaco. El motor de la unidad fue el reino de Piamonte-Cerdeña; Víctor Manuel II, rey desde 1849, y el gran político Camilo Benzo, conde de Cavour, dirigieron el proceso de unificación. Esto se debió a que el reino de Piamonte-Cerdeña era una monarquía constitucional y además era el único Estado italiano que mantuvo instituciones liberales después de la represión de la revolución de 1848. El norte piamontés, organizado en torno a la capital de Turín, era el territorio italiano más desarrollado económicamente.

El II imperio francés proporcionó un importante apoyo diplomático política piamontesa. En julio de 1858, Napoleón III se entrevistó con Cavour y le prometió el apoyo de Francia contra Austria, y aceptó un estado federal en Italia. Con levantamientos contra el dominio austriaco en Milán y Florencia ayudaron a que las tropas piamontesas y francesas derrotaron al ejército austriaco en las batallas de Magenta 1858 y Solferino 1859. Milán y la Lombardía fueron incorporados al reino de Piamonte. Módena y Parma derribaron sus regímenes absolutistas y votaron su anexión a Piamonte-Cerdeña. La Italia del norte quedaba unida bajo la dirección de la monarquía de Víctor Manuel II.

El paso siguiente fue la incorporación del sur de la península y de Sicilia. Este momento de la unificación entra dentro de la epopeya más romántica y aventurera de Italia ya que fue debido a la expedición de los camisas rojas de Garibaldi quien liberó el reino de Nápoles ya que este reino seguía gobernado por la dinastía de los Borbones.

Un parlamento, compuesto por diputados elegidos de todos los territorios anexionados se reunió en Turín en 1861 y proclamó rey de Italia Víctor Manuel II. Venecia se incorpora a Italia aprovechando la derrota austríaca frente a los prusianos en 1866. Solo quedaba un problema que no era pequeño y era el de los territorios del papado. En 1870, el ejército italiano ocupa la Roma papal y estableció allí la capital del reino de Italia. El Papa Pío IX se negó a aceptar los hechos, se declaro prisionero y excomulgó a Víctor Manuel II: comenzaba un conflicto entre el Vaticano y el nuevo Estado italiano que no se solucionó hasta 1929.

Las oleadas nacionalistas del siglo XIX también afectaron a los pueblos eslavos de los Balcanes que se revelaron contra Austria en el norte y contra Turquía en el resto de la península balcánica. En 1830, el imperio turco otomano extendió su dominio hacia la frontera de Austria y Grecia había conseguido al independencia pero los pueblos eslavos no habían conseguido desligarse de un imperio que se encontraba en franco deterioro.

Uno de estos pueblos eslavos fue Serbia quien protagonizó frecuentes y sangriento levantamiento contra los turcos y siempre intentó desempeñar en el mundo eslavo un papel parecido al que realizó el Piamonte o Prusia en las unidades italianas y alemanas.

Rusia era la gran potencia en eslava y se consideraba la protectora natural de los pueblos eslavos del Sur  tanto por  razones étnicas como por razones religiosas pues se consideraba el centro del cristianismo ortodoxo en la zona. Austria, Francia y Gran Bretaña se oponen frontalmente a la expansionismo ruso y a su preponderancia en los Balcanes. Esta situación explica la guerra de Crimea en 1853-1855 el único conflicto bélico que enfrentó a los principales potencias europeas entre 1815 y 1914. En 1853 empezaron las hostilidades entre Rusia y Turquía. Para frenar las aspiraciones rusas, Francia e Inglaterra atacaron la base naval rusa de Sebastopol en Crimea, mientras Austria ocupaba territorios en la desembocadura del Danubio. Rusia se vio obligada a renunciar a sus propósitos.

Las grandes potencias se van a unir de nuevo y se firma el tratado de paz de París de 1856 donde se reconoce el derecho a la independencia de Rumanía y de Serbia. El dominio austriaco sobre los pueblos eslavos del norte8 eslovenos y croatas) y el control otomano del sur de los Balcanes sobre Bosnia, Herzegovina, Montenegro, Albania y Macedonia y se siguió alimentando un conflicto que se definió como la cuestión balcánica que perdurará hasta la Primera Guerra Mundial y posteriormente se seguirá desarrollando durante todo el siglo XX.